viernes, 24 de agosto de 2012


ADOLPHE STANISLAS NOUEL COLON: 
FUNDADOR DE LA RAMA DE LOS NOUEL 
DE  VENEZUELA.

ADOLPHE STANISLAS NOUEL COLÓN nació en Santo Domingo, hoy República Dominicana  el 8 de junio de 1843. Sus padres fueron:  JEAN BAPTISTE ADOLPHE NOUEL GOBERT  y MERCED COLÓN RIGAUD.

                                                      
                                                J.B.ADOLPHE NOUEL GOBERT

Aun cuando en Venezuela viven algunos descendientes de la rama de GUSTAVO NOUEL COLON y CARLOS NOUEL PIERRET (los NOUEL JOUBERT, NOUEL CORDIDO, NOUEL CASADO, NOUEL ALONSO, JIMÉNEZ NOUEL, entre otros), quien se establece por un tiempo en este país y se casa con una venezolana, por más señas, paraguanera de Pueblo Nuevo, es ADOLPHE STANISLAS. Éste, como ya se ha reseñado, estudió en la Sorbona, Filosofía y Letras, aunque no está claro si también Farmacia (droguería). Es posible que fuera también masón, como su padre, su abuelo y sus hermanos GUSTAVE y CHARLES.
Los años en que debió estudiar en Francia (entre las décadas de 1850 y 1860) junto a su hermano GUSTAVO, fueron años muy interesantes y también convulsionados en la historia de ese país. La vida política y cultural fue explosiva y fascinante. BALZAC, VICTOR HUGO, DUMAS, RODIN fueron, entre otras, figuras descollantes de la cultura y la literatura de esa época. ADOLPHE STANILAS pudo haberlos conocido; se dice que su admiración (o amistad?) hacia el escritor VICTOR HUGO, llevó a ponerle a uno de sus hijos el nombre del gran escritor.
Cuando aún no terminaba la Guerra Federal, contrae matrimonio con NICOLASA DE LA MADRIZ y COSSI el 22 de Mayo de 1863, si damos crédito a la fecha de unos poemas escritos por GUSTAVE NOUEL COLÓN, en Pueblo Nuevo, Paraguaná, con ocasión del matrimonio. Por esos poemas sabemos los nombres de las hermanas MADRIZ. 
Esta pareja tuvo una larga prole (MERCED, ADOLFO, AUGUSTO, ANGEL CESAR, LEONIE, CLEMENCE, FLORENCE, GUSTAVO, MAURICE, ANNE CLAIRE, CARLOS, VÍCTOR HUGO y MAURICE). Además de Coro, vivieron también en Bonaire, en donde la familia tuvo una droguería.

                                                
                                            Adolphe S. Nouel Colón y Nicolasa Madriz

Resulta fácil imaginar que en virtud de alguna circunstancia  ADOLPHE STANISLAS debió trasladarse de Curazao a las costas falconianas, y allí conoció a quien sería después su esposa. Es probable también que esta última, por alguna razón de peso de carácter familiar (¿política? ¿la Guerra Federal venezolana quizás?) haya tenido que viajar o  refugiarse en las islas holandesas, y allí haber conocido a quien sería su esposo. Es también conjetura que puede ser cierta que ADOLPHE STANISLAS haya conocido a NICOLASA, como consecuencia de que su madre, MERCED, al contraer nuevas nupcias después de enviudar,  se fue a vivir a Coro.
El intercambio mercantil a mediados del siglo XIX entre Paraguaná y las islas holandesas era muy vigoroso. Hacia estas últimas se exportaban caballos, burros, cabras, ganado vacuno, cueros, y otros productos agrícolas, aloe (sábila para los venezolanos). Igualmente se importaban productos de origen holandés (por vía legal y/o contrabando). Aunque por esos años las turbulencias políticas afectaron todas las actividades.
Los NOUEL vivían y tenían propiedades en Bonaire y Curazao, y no debe extrañar que participaran en aquel comercio, de lo que se derivaron relaciones de otra naturaleza, particularmente  familiares.
Se sabe que en Bonaire vivió por varios años el matrimonio NOUEL MADRIZ. Allí tenían una droguería o farmacia. Sus hijos allí aprendieron varios idiomas con amigos y profesores (inglés y holandés). Con ADOLPHE y NICOLASA, sus padres, aprendieron español, francés y alemán. En su libro sobre AUGUSTO NOUEL MADRIZ, JUAN VICENTE NOUEL COUPUT hace referencia de unos profesores que enseñaron matemáticas e idiomas apellidados MEINHARDT y THANEPO. Debe recordarse, igualmente, que muchas familias de esas islas están emparentadas con familias de tierra firme falconiana. Apellidos falconianos como Curiel, Senior, Maduro, Beaujon, Joubert, Prince, Henríquez, Wever, Arends, Thielen, Lopez-Fonseca, Schneider, De Sola, entre otros, tienen su origen más cercano en tales islas. Por cierto, algunas de estas familias son hebreas sefardíes, y algunas debieron huir hacia Curazao en 1856, como consecuencia de un movimiento de carácter antisemita que se desarrolló en Coro, cuyo origen fue la negativa de algunos de los comerciantes judíos de otorgar más préstamos a las autoridades de la región, necesitadas de pagar sueldos a los soldados que habían participado en diversas rebeliones. Se habrían negado a tal requerimiento por las deudas anteriores no canceladas. En esta oportunidad, de nuevo los judíos sirvieron de chivo expiatorio ante la incapacidad de los políticos de la época para cumplir con sus obligaciones. Muchas publicaciones atacaban a los judíos acusándolos de ser el origen de los males que se estaban sufriendo. El general Juan Crisóstomo Falcón -dicen los historiadores- se hizo la vista gorda frente al saqueo de algunos comercios, hecho éste que se convirtió en una suerte de primer y único progrom que se conoce en nuestra historia patria. 

LOS COSSI Y LOS  DE BRETT: Dos raíces francesas más.

NICOLASA DE LA MADRIZ y COSSI era hija de JOSE JACINTO DE LA MADRIZ  ARCAYA, nacido en 1793 en Santa Ana de Coro (hijo de Francisco Miguel de la Madriz y de la Colina y MARÍA NICOLASA ARCAYA DE MEDINA)  y  de ANA MARIA COSSI de BRETT, nacida en 1810 (hija de Don  VICENTE COSSÍ AÑEZ y Doña ENCARNACIÓN DE BRETT COSSÍ). JOSÉ JACINTO fue persona prominente en Paraguaná y llegó a ser Alcalde de Pueblo Nuevo, y contrajo matrimonio con ANA MARIA en 1831. NICOLASA tuvo varios hermanos, entre ellos, el General Eduardo Madriz, que nació en 1832 y casó en Caracas con Mercedes SEIJAS.

                                     

                                                           Pueblo paraguanero

JOSE JACINTO entroncaba por vía consanguínea con las familias más importantes y distinguidas de la Colonia en  Coro y Paraguaná:   Los MADRIZ, ARCAYA, PEREZ DE MEDINA, DE LA COLINA, CHIRINOS, OYARVIDE, TELLERIA, ZÁRRAGA, GARCÉS, entre otros. Estas familias  eran descendientes de los primeros pobladores españoles de la región y representaban el "mantuanaje" de Coro, es decir, los propietarios de las haciendas más extensas y de los esclavos; en consecuencia, ostentaban los cargos públicos coloniales más altos y relevantes durante ese período de nuestra historia (Alcaldes, Administradores de la Real Hacienda, Oidores, Alféreces Reales, Maestres de campo). Eran, como se ve, el poder económico y político de esa provincia.
Por parte de su madre, ANA MARIA COSSI DE BRETT, NICOLASA descendía de colonos franceses establecidos en Paraguaná que habían contraído matrimonio con indias caquetías y mestizas principales.
GUILLAUME  DE COSSI y TALAMZON, su bisabuelo, nacido en La Rochelle, hijo de Guillaume de COSSI  y Jeanne Marie TALAMZOM (según su testamento de 1777), se casó con JUANA GARCIA, india principal, descendiente de los gobernadores o caciques caquetíos. De esta unión, entre otros hijos, nació ROSA MANUELA que casó con AGUSTIN DE BRETT, también francés, oriundo de Bretaña o Normandía, hijo a su vez de Agustin de BRETT y Julienne MALVASIN, ambos franceses. Por cierto, aparece un AGUSTIN DE BRETT, Coronel de Caballería, quien en el año de 1800 debió acompañar desde Pueblo Nuevo (Paraguaná) hasta Coro, a un grupo de refugiados franceses que venían huyendo de Curazao del asalto que ese año hicieron los ingleses a dicha isla. Este AGUSTIN se apellidaba DE BRETT COSSI.
GUILLAUME DE COSSI fundó su familia en el segundo cuarto del siglo XVIII (Ver “El origen de las familias blancas de Coro”, P. M. ARCAYA). Los COSSI tenían un modesto fundo en Tumaruse, cerca de Moruy, "capital" de los indios caquetíos de Paraguaná. Debe recordarse que esta última era una población importante de indios en la Península, que gozaban de ciertos derechos otorgados por el rey de España.
Según la información conocida, el fundo tenía casa, corrales y estanque, 18 yeguas y un padrote, veinte vacas de vientre, algunos novillos y  toros, y un rebaño de 50 cabras. Era una modesta propiedad, comparada con la de cualquier mantuano criollo.
Vale la pena mencionar aquí la información relativa a la "cacica" JUANA GARCIA. Según un justificativo de testigos de la época, concretamente, del año 1799, Don ANTONIO DE BRETT, por alguna razón, debía demostrar su ascendencia  (de genere et vita).  En tal documento se leen algunos datos interesantes acerca de nuestras raíces caquetías. Allí se recoge que Juana era "india principal de Moruy" e hija de Andrés García y Magdalena Blanco, "ambos consortes indios de la primera gerarquía (sic) de su pueblo por traer su descendencia de los primeros casiques y Governadores (sic) del Pueblo, por cuio (sic) motivo obtubieron (sic) los primeros empleos de honor de su República sucediéndose en las exempsciones de sus causantes" (Ver libro citado de P.M. ARCAYA MADRIZ)
En los testimonios que dan las personas llevadas a declarar encontramos expresiones como las siguientes:  "dn Andrés García y Da Magdalena Blanco ambos causantes Indios de la primera Estirpe de Paraguaná, por descender de los Primeros casiques y Governadores de su Pueblo, por lo que obtuvieron los primeros empleos de honor en su república heredandolos sus causantes."
Cabe destacar en este aparte, que Don CAYETANO COSSI AÑEZ peleó en las filas patriotas en la Guerra de Independencia y su grado entonces era de Capitán. CAYETANO era tío de ANA MARIA COSSI BRETT, de quien haremos referencia más adelante.
De manera, pues, que a través de los COSSI  y los De BRETT, tanto los  MADRIZ y algunos ARCAYA,  como, en consecuencia, los NOUEL  de Venezuela, llevamos sangre de la "nobleza” caquetía y de inmigrantes- ¿perseguidos? ¿Piratas? ¿aventureros?- franceses que vinieron a recalar por estas costas.

ANA MARIA COSSI  DE  BRETT

La madre de nuestra tatarabuela, ANA MARIA COSSI de BRETT, bisnieta de la cacica caquetía JUANA GARCÍA, hablaba, como era natural en su familia, el francés, y según el historiador P. M. ARCAYA, su nieto, fue una mujer de muy fuerte carácter.
En tiempos de la Guerra Federal, vivía, ya viuda, con sus hijos en su hato "La Muralla", en PARAGUANÁ. Debió enfrentar, como todos los hacendados de la península, los atropellos y saqueos de las tropas  federalistas que se aprovisionaban  de la carne de ganado vacuno y caprino, cerdos, maíz y otros productos que encontraban a su paso. A quienes se les oponían, sin más, les "arriaban" el ganado. Sin embargo, nunca estos grupos de soldados -los macheteros como los llama ARCAYA- se atrevieron a entrar a la casa de habitación de ANA MARÍA para realizar el saqueo acostumbrado.
Eran tiempos difíciles éstos de la revolución federal. El historiador Tomás STRAKA los describe así: "las sementeras arden hasta volverse cenizas, los campesinos dejan el azadón por una lanza, las casas de las haciendas son saqueadas, las muchachas blancas ( y cuando no las hay, las de cualquier color) caen presas de la furia de la revolución liberal. Hay hombres como Martin Espinoza, mitad bandolero y mitad guerrillero, que quema los títulos de propiedad, para que en el futuro no haya desigualdades; hay otros que simplemente atracan a quienes se le atraviesan y vacían las casas que hallan por el camino..."  (Biografía de Juan Crisóstomo FALCÓN).

                                               

                                                 PENINSULA DE PARAGUANÁ

Vale la pena traer a colación una pequeña semblanza de ANA MARIA y una descripción de los años que vivió contados por ella misma a su nieto y que nos ofrece en sus "Memorias", P.M. ARCAYA, quien era primo hermano de ADOLPHE STANISLAS; eran hijos de dos hermanas MADRIZ: MARÍA IGNACIA y NICOLASA.
ARCAYA escribe:
"Interesantes eran los relatos que sobre el particular (la vida en PARAGUANÁ) me hacía mi abuela materna, doña Ana Cosí Brett de Madriz, en su hato La Muralla, adonde me mandaban mis padres en alguna vacante. Allí vivía sola con su criada, después de muerto su marido e idos sus hijos e hijas. Vigorosa de cuerpo y espíritu, ya octogenaria, no quería separarse del lugar donde había formado su familia y dirigía los trabajos del hato, disponía del ordeño de las vacas, la siembra y recolección del maíz. Sentábase en las tardes a la puerta de la casa del hato. Rezaba lentamente su rosario y luego me hacía sentar a su lado y me refería las peripecias de su vida, que debió transcurrir serena y apacible como era su propia condición, pero que en muchas épocas le fue angustiosa y agitada por las guerras. Ya era niña consciente para 1821, cuando comenzó la guerra entre realistas y patriotas en la provincia de Coro, muy encarnizada y sangrienta en Paraguaná. Un tío suyo era guerrillero patriota de los que más combatieron contra los indios de Moruy, alzados por el rey. Uno de éstos, ya casi nonagenario para 1885, conocí en Coro, donde mendigaba, y me refirió un día tremendas escenas de aquella contienda que llenaron de espanto mi alma infantil; todavía guardaba hondo rencor contra el tío de mi abuela. Ella me narraba cómo sus padres y todos los propietarios de Paraguaná perdieron entonces cuanto tenían; ni una vaca, ni una cabra quedó. Fue menester llevarlas de otras partes para restaurar la cría al término de tan aniquiladora guerra. Casada con mi abuelo José Jacinto Madriz y Arcaya, fundó con él el hato donde moraba. Durante la Guerra Federal, cuando en toda la provincia de Coro y toda la república se guerreaba, Paraguaná permaneció tranquila. Fueron años de abundantes lluvias. La península era un jardin. Los ganados se habían multiplicado y sus productos alcanzaban precios altísimos. Pero el triunfo de la revolución federal en Buchivacoa y el subsiguiente despacho de tropas revolucionarias a Paraguaná causó la ruina de esa comarca. El general González, jefe de esas tropas, mandó a sacar todo el ganado de La Muralla. Los soldados descuartizaban marranos y cabras, y todavía los troncos se agitaban en las convulsiones de la muerte cuando ya las patas sin desollar se estaban asando en improvisadas hogueras; cubiertos de harapos, mugrientos con largos cabellos hirsutos y desgreñados, caras peludas, piel sucia, descalzos, aquellos hombres formaban la horda primitiva reaparecida".
A propósito, a comienzos del siglo XXI ¿Nos hemos librado definitivamente y para siempre los venezolanos de esa conducta de horda primitiva que llevamos por dentro?

LOS  DE LA MADRIZ.

En la segunda mitad del siglo XVII llegó a Coro el Alférez Real Don MIGUEL LOPEZ DE LA MADRIZ, originario de Calvea, provincia de Liébana, montañas de Burgos y León. En Paraguaná, desposó a Doña Juana de GAUNA y SALINAS entre los años 1660 y 1670. Uno de  sus hijos, Miguel, se casó en 1720 con Doña Maria Luciana RIVEROS, y tuvieron dos hijos: Francisco Miguel y Rosa.
FRANCISCO MIGUEL de la MADRIZ y RIVEROS, a su vez, en 1750 casó con su prima hermana, Doña JUANA JOSEFA de la COLINA y de la MADRIZ, quien era hija de Juan de la COLINA y de la MADRIZ y Doña Antonia de la MADRIZ. Uno de sus hijos es el ya mencionado FRANCISCO MIGUEL DE LA MADRIZ Y DE LA COLINA. En este último enlace se pueden observar los vínculos sanguíneos cruzados.
JUAN de la COLINA y de la MADRIZ era nieto del capitán español Don PEDRO DE LA  COLINA y PEREDO, originario de Burgos, y fundador del apellido COLINA en Venezuela. Éste se casa en Coro con Doña ANA VÉLEZ de GUEVARA. Fue Maestre de Campo, Alcalde, Administrador de la Real Hacienda, entre otros cargos importantes. DE LA COLINA PEREDO fue quien construyó la casa que se conoce como el Balcón de los ARCAYA, en Coro, bella construcción símbolo de esa ciudad, la cual fue donada por la familia ARCAYA en los años setenta del siglo XX para que sirviera de museo. (Antes de ser donada, cuando aún éramos estudiantes universitarios, tuve la oportunidad de pernoctar allí invitado por uno de los primos, ÁLVARO MARTINEZ ARCAYA)

                                      

                                          EL BALCÓN DE LOS ARCAYA (CORO)

Uno de los hijos de DE LA COLINA PEREDO, PEDRO, quien ostentó los mismos cargos que su padre, fue propietario de grandes latifundios. En su inventario estaban: Acaboa, Macama, Ymujo, y Costa Norte y Yabuquiba en Paraguaná y el valle de Ricoa, San Andrés y San Pedro. Contrajo matrimonio con Doña JUANA MARÍA de la MADRIZ y GAUNA.
Otro de los hijos, JUAN, quien fue también Alcalde, era uno de los hombres más ricos de Coro. Su fortuna, como dice P. M. ARCAYA, fue proverbial. Numerosas fueron sus posesiones, esclavos, miles de cabezas de ganado, y grandes negocios de cacao tuvo en Veracruz y Cartagena. Murió en 1759. En  primeras  nupcias  se  casó con  Doña ANA DE LA MADRIZ y GAUNA, hija del fundador de la familia MADRIZ en Coro, del ya mencionado Alférez Don MIGUEL LOPEZ de la MADRIZ.
Los MADRIZ, durante la Guerra de Independencia, en su mayoría, se mantuvieron neutrales. La mayor parte de las familias mantuanas de Coro, así como los indios y el pueblo en general, fueron adversarios de la causa independentista. Gran parte de los parientes de los MADRIZ, es decir, los ARCAYA, TELLERÍAS y ZARRAGA, entre otros, huyeron de Venezuela hacia Puerto Rico, Cuba o España (por cierto, el famoso médico, historiador y pensador español, GREGORIO MARAÑÓN, desciende de uno de  los ARCAYA que huyó de Venezuela entonces) . Sin embargo, deben excluirse, porque participaron en el gobierno que se formó en Coro a favor de la independencia, JOSÉ y CAMILO ARCAYA, que murieron durante la guerra.
Con posterioridad, durante la Revolución Federal (1859-1864), a pesar de que hasta 1863 no se habían sentido los efectos de la Guerra en tierras de PARAGUANÁ, las propiedades de los MADRIZ fueron saqueadas. Un historiador falconiano refiere las palabras de uno de nuestros antepasados, SANTIAGO de la MADRIZ, "quien serenamente, como un filósofo de la antigua Grecia, dijo 'Me han arruinado, pero yo continuaré trabajando y quizá mañana estaré en mejor condición que mis enemigos para prestarle a ellos mismos  algún servicio." Era un tipo de gente muy especial.
También se conoce la anécdota de la esposa de este SANTIAGO, que hasta llegó a enfrentar al general JOSÉ DEL ROSARIO GONZÁLEZ, mencionado más arriba, solicitándole que le devolviera algunas vacas del ganado que le había "arreado" del hato, para poder alimentar a sus hijos pequeños, a lo que el general le contestó: "Que se mantengan como los pajaritos del monte", al tiempo que le señalaba una res inútil: "Ahí les dejo esa". La orgullosa y digna mujer  con recio carácter le dio la espalda no sin antes decirle: "No, señor general, llévesela también, para que complete su obra". Estas son los desafueros de la Guerra Federal que algunos políticos anacrónicos, en pleno siglo XXI, han querido exaltar como conducta ejemplar.
Del carácter recio y altivo de estos antepasados, quizá aún mantenemos la herencia de rechazo a la arbitrariedad y a la barbarie que representó una revolución que significó, sobre todo,  atraso y destrucción para el país. Y pensar que todavía haya gente por allí, que a estas alturas del siglo XXI, siguen  viendo la vida  y actúan  igual que aquellas hordas primitivas.

                                 
                                        CALLE MADRIZ, PUEBLO NUEVO

DON ESTEBAN  DE OYARVIDE Y LOS NOUEL DE VENEZUELA

Debemos hacer una referencia especial a este personaje, cuyo nombre lleva una avenida en la ciudad de Punto Fijo (estado FALCÓN), y  fue un hombre muy importante en la colonia; además, es uno de nuestros ancestros directos.
El vasco ESTEBAN de OYARVIDE, Alférez de Coraza, fue uno de los hacendados más poderosos de PARAGUANÁ en el siglo XVIII. Era natural de Ormástegui, Guipúzcoa, y arribó a esta región en el año de 1700. De esta misma familia, el regidor FRANCISCO DE OYARVIDE fue designado Protector de los Indios Caquetíos de la provincia de Paraguaná, que era sobrino del primero.
Por los servicios prestados al gobierno español, le fueron vendidas en 1718, por un precio irrisorio, las tierras de la "Sabana de El Cardón". Por cien reales obtuvo más de 14.000 hectáreas de "terrenos yermos y despoblados y sin ninguna agua respecto a no pararle ni gota aun en el invierno y ser sumamente estéril". Estas tierras cubrían parte de lo que hoy son las poblaciones de Punto Fijo y Punta Cardón.

                                       


OYARVIDE contrajo nupcias en Mayo de 1708 con María Josefa de ZARDUY ZAVALA. Su única hija, NICOLASA ANA de OYARVIDE ZAVALA se casa en el año de 1725 con Nicolás PEREZ de MEDINA PEREDO. De este matrimonio nace MARÍA JOSEFA PÉREZ DE MEDINA Y OYARVIDE, hija y nieta única, que hereda gran parte de las tierras de su abuelo ESTEBAN.
MARÍA JOSEFA, rica heredera, se casará con el Alférez Real vasco IGNACIO LUIS DÍAZ de ARCAYA, fundador de este apellido en Venezuela, quien a bordo de una nave española militar arribó a El Cardón, PARAGUANÁ, tierra que lo atrajo para luego establecerse en ella, quizás por haberse enamorado de quien fue después su esposa. Fue este último, ALCALDE de la ciudad de Coro. Había nacido en Matauco, Vitoria, Provincia de Álava y provenía de una familia destacada del reino de España, era considerado “Hijodalgo notorio” por el Rey, y como tal se “le debían guardar las honras o preeminencias que le correspondían y que para en su Reino y demás parajes donde residiere no se le pusiese embarazo en ellas, se le expidiese la competencia auxiliatoria”. Se estableció con su esposa en el Cardón. En este hato murió en el año de 1786.
Este ancestro nuestro adquirió muchas tierras en PARAGUANÁ. Llegó a  ser dueño de toda la costa sur de Paraguaná, desde Punta Cardón hacia el este (istmo). En El Cayude, se puede visitar la casa que construyó. Una de sus hijas, MARIA NICOLASA ARCAYA PEREZ DE MEDINA, contraerá matrimonio con FRANCISCO MIGUEL DE LA MADRIZ Y DE LA COLINA, y tendrán, entre otros hijos, a JOSE JACINTO DE LA MADRIZ ARCAYA. Este último, como ya se ha reseñado, se casará con ANA MARIA COSSI DE BRETT, y procrearán, entre otros, a nuestra tatarabuela, NICOLASA DE LA MADRIZ COSSI.
La importancia social y política de los ARCAYA, no solo en Coro sino en toda la provincia, lo atestigua, además el hecho de que ostentaron los cargos políticos más importantes, los enlaces matrimoniales de miembros de la familia. Ejemplo de ello es que una prima hermana de nuestro segundo tatarabuelo JOSE JACINTO DE LA MADRIZ A., DOÑA JOSEFA MARÍA DE ARCAYA y TALAVERA contrajo matrimonio en 1813 con Don BERNARDO MIJARES Y MANCEBO, hijo del Capitán General de VENEZUELA del mismo nombre. Esta circunstancia ligó a la familia a la causa realista (P. M. ARCAYA dixit). Incluso, cuando las fuerzas patriotas tomaron a Coro, nuestros terceros tatarabuelos FRANCISCO MIGUEL DE LA MADRIZ y su esposa MARÍA NICOLASA ARCAYA se vieron obligados a emigrar a Curazao en 1825 y sus bienes fueron secuestrados. Desconocemos si posteriormente volvieron a establecerse en VENEZUELA; lo cierto es que en 1866, siendo Presidente de la República, JUAN CRISÓSTOMO FALCÓN le compra a FRANCISCO DE LA MADRIZ ARCAYA, hijo de aquel matrimonio y hermano de JOSÉ JACINTO,  la posesión de Acaboa. Una nota curiosa que reafirma lo señalado sobre la relevancia de la familia ARCAYA en la Colonia es la jerarquía de los sacerdotes que bautizaban a sus vástagos. La partida de bautismo de MARÍA NICOLASA ANTONIA, ya mencionada, dice lo que sigue: “Yo, Don Francisco Javier de Atienza, Maestro en Filosofía, Doctor en Sagrada Teología, Examinador Sinodal de todo el Obispado de la Isla Española de Santo Domingo, Primado de las Indias y del Obispado de San Juan de Puerto Rico y sus provincias, Calificador y Revisor de los libros del Santo Tribunal de la Inquisición de Cartagena, Capellán por Su Majestad del Hospital Real de San Juan Rafael de esta ciudad y Cura Rector Interino de esta Santa Iglesia Parroquial baptizé solemnemente, pusé óleo y crisma y dí bendiciones, según el ritual Romano a María Nicolasa Antonia, hija legítima del Alcalde de la Santa hermandad Don Ignacio de Arcaya…”. Como se ve, no se trataba de un sencillo fraile de pueblo.